Introducción
En los últimos meses se han multiplicado las críticas hacia Frontex debido a sus responsabilidades y vinculaciones con violaciones a los derechos humanos de personas migrantes que se dirigen hacia la Unión Europea. Sin embargo, es posible que la gravedad del asunto no sea percibida por la opinión pública, ello a pesar de las denuncias de las organizaciones de la sociedad civil, e incluso de las agencias de Naciones Unidas.
Lamentablemente, es posible que la actuación de Frontex, lejos de ser una desviación de su mandato, responde claramente a la política de la Unión Europea, sobre todo en el contexto del auge de movimientos de extrema derecha con acceso a espacios de poder, así como con la consolidación de una visión islamofóbica derivada de la crisis de refugiados de 2015 y de los ataques terroristas perpetrados en suelo europeo durante los últimos años.
En lo sucesivo, se hará una breve referencia a Frontex, así como al Tratado Schengen sobre el cual se sustenta. Luego, pasaremos a revisar brevemente la actuación de Frontex durante los últimos meses, de acuerdo con las denuncias que se han hecho públicas en prensa. Por último, daremos cuenta de la reacción de las instituciones europeas ante las críticas recibidas.
¿Qué es Frontex?
Es la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, que fue creada en el año 2004 y reformada recién en 2016, a fin de ampliar sus funciones a labores de vigilancia y rescate con personal propio. Está conformada por los distintos cuerpos de seguridad de las naciones miembros del Tratado Schengen con responsabilidades en el control fronterizo, además de personal y equipamiento propios. Entre sus labores está la recopilación y envío de información a los cuerpos de seguridad de países miembros, análisis de vulnerabilidades de las fronteras exteriores con un énfasis especial en los riesgos de terrorismo y delincuencia transfronteriza, entre otras [1].
A su vez, el Tratado Schengen es el instrumento jurídico que permite que muchos países europeos compartan procedimientos en cuanto al control de sus fronteras. Si bien el Tratado Schengen data de 1985, no fue sino hasta marzo de 1993 cuando entró en vigencia para el primer grupo de países, entre los cuales se contaban Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Alemania, Francia, Italia y España [1].
En el texto de este tratado se establecen los conceptos de fronteras interiores y fronteras exteriores. Así tenemos que las fronteras interiores son aquellas que comparten dos países miembros del tratado, así como los aeropuertos y puertos, siempre que los puntos de origen y destino de los viajes estén dentro de territorios de los países miembros. Las fronteras exteriores se definen por corolario, de manera que estamos hablando de los límites entre países miembros y países no miembros [1].
De esta manera, se impone un cambio sustantivo en la concepción tradicional de las fronteras, lo cual tiene enormes consecuencias desde el punto de vista administrativo. A partir de entonces, los estados miembros del Tratado Schengen van a reorganizar el control y vigilancia de sus fronteras, así como todo lo relacionado con el otorgamiento de visas, con una codificación única, la generación de una lista de personas no admisibles, entre otros [1]. Asimismo, los países miembros dejaron de efectuar labores de vigilancia y control en sus fronteras comunes, mientras que concentraron personal y recursos en un mayor control de sus fronteras exteriores. De tal suerte que en lugar de dedicar esfuerzos al control de la frontera entre Francia y España, o entre Alemania y Países Bajos, lo que procedía era concentrar la atención en la cuenca mediterránea, en los Balcanes o en el este de Europa.
En principio, ni el Tratado Schengen ni Frontex tendrían que representar problema alguno en materia de derechos humanos, salvo por el hecho de que el control y la vigilancia de las fronteras exteriores se han basado exclusivamente en una concepción centrada en la seguridad, en la prevención del terrorismo y de la delincuencia transnacional, así como por una marcada visión racista y aporofóbica, mientras que han quedad relegadas las consideraciones sobre los derechos que la gente tiene a solicitar asilo o refugio, e incluso a un trato conforme a derecho.
Durante los últimos cinco años, y como consecuencia de la reforma, Frontex ha pasado de ser un mecanismo de coordinación entre cuerpos policiales a una fuerza de seguridad multinacional en sí misma, con identidad propia, lo cual no ha pasado desapercibido para quienes se han comprometido con la protección de los derechos humanos [2].
Un informe de la Fundación pro Causa informaba en junio que Frontex pasó de tener 50 empleados y 6 millones de euros en presupuesto en 2005 a convertirse en la agencia comunitaria descentralizada con más personal y con mayor presupuesto de la Unión Europea, con un total de 1.200 empleados y el manejo de 460 millones de euros. La Fundación se queja de que Frontex «parece haber adquirido vida propia, actuando sin transparencia ni control, asumiendo funciones ejecutivas de los Estados miembros y convirtiendo la securitización migratoria en una profecía autocumplida», y añade que la agencia se ha embarcado en el reclutamiento, despliegue y equipamiento (incluidas armas) de 10.000 guardias fronterizos [3].
¿Cuál es el problema con Frontex?
Frontex es el brazo ejecutor de la política migratoria de la UE, y es responsable de coordinar, promover o ejecutar acciones de fuerza, claramente ilegales, en contra de migrantes irregulares que tratan de ingresar a territorio europeo.
De Acuerdo con la red Abolición de Frontex, se estima que unas 45 mil personas han fallecido entre 1993 y 2021 debido, directa o indirectamente, a las acciones de esta agencia, así como de los cuerpos de seguridad asociados en cada país miembro [4], y que se pueden desglosar de la siguiente manera:
• Personas ahogadas en el mar Mediterráneo o en el Egeo debido a la combinación de factores como el uso de embarcaciones inadecuadas, la negativa a prestar apoyo o coordinar acciones de salvamento marítimo, por los obstáculos que sufren las organizaciones no gubernamentales de salvamento y a las devoluciones en caliente que se practican. Las estimaciones no consideran los así llamados hundimientos invisibles, sobre los que no se tienen noticias.
• Los suicidios que muchas personas cometen debido a las situaciones desesperadas en las que se ven envueltos como consecuencia de las devoluciones en condiciones de elevada vulnerabilidad y el internamiento en centros de detención.
• Personas muertas como consecuencia de disparos en las fronteras exteriores. Esta estimación no incluye aquellas personas que hubieran podido resultar muertas por disparos efectuados por la guardia costera de Libia, país que tiene acuerdos para el control migratorio con la Unión Europea, a cambio de dinero [5] [6].
En 2020, debido a la situación generada por la pandemia, cayó el número de solicitudes de asilo en países de la UE a niveles de 2013, antes de la crisis de refugiados derivada de la guerra en Siria. Sin embargo, se incrementó el flujo de migrantes a través de los Balcanes, debido a la gran cantidad de personas que permanecen retenidas allende las fronteras exteriores. Las enormes dificultades para el tránsito de estas personas migrantes, así como las penosas condiciones en las que sobreviven, no son sino las consecuencias de un férreo dispositivo de control instalado por países como Hungría y Croacia en sus respectivas fronteras con Serbia, entre otros casos, todos con el apoyo de Frontex [7].
La organización no gubernamental Save the Children denunció recientemente que la policía croata está involucrada en uso de la violencia contra menores migrantes, así como en el asesinato de al menos uno de ellos, en su tránsito hacia la Unión Europea, lo cual resulta particularmente grave [8].
Más grave aún son las denuncias de devoluciones por la fuerza que practican las autoridades fronterizas griegas en Evros, la frontera terrestre entre Turquía y Grecia. De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional, centenares de personas han sido devueltas brutalmente entre junio y diciembre de 2020. Se sabe que en esta zona hay una fuerte presencia de Frontex que apoya de alguna manera a las autoridades griegas [9].
Además, las autoridades griegas también están acusadas por el gobierno turco de impedir la llegada a sus costas de embarcaciones con migrantes, dejándolos a la deriva y en peligro de hundimiento. En ocasiones, la guardia costera griega ha inutilizado las embarcaciones para impedir su desplazamiento, dejando a las personas a su suerte [10].
Estas acciones contrarias a la ley han llamado la atención de organismos multilaterales. Recientemente, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, señaló que determinadas acciones estaban socavando la reputación europea, aludiendo a las devoluciones de migrantes practicadas de forma ilegal e indiscriminada en las fronteras exteriores de la Unión [11].
¿Qué está haciendo la UE en relación con Frontex?
Ahora bien, teniendo en cuenta toda esta situación, cabe interrogarse por los planes de la UE en relación con la migración. Lejos de tomar nota sobre las denuncias de violaciones a los derechos humanos de migrantes, y de adoptar las medidas para garantizar su protección, se han registrado determinadas restricciones en el desplazamiento de personas en las fronteras interiores, habida cuenta del incremento de personas solicitantes de asilo desde el 2015, lo cual compromete el funcionamiento económico de la Unión. Debido a esta situación, se prevé reforzar las fronteras exteriores a través de Frontex con un sistema digital de ingresos y salidas con tecnología de vanguardia, así como más cooperación entre las policías y agencias nacionales de seguridad, todo ello orientado a incrementar la confianza en cada país miembro de que los demás están garantizando la seguridad común ante amenazas como el terrorismo y la delincuencia transnacional [12].
La tecnología parece ser el cambio más relevante que se experimentará con relación a las fronteras exteriores en los próximos años. Actualmente, en la frontera entre Grecia y Turquía, así como en países como Letonia y Hungría, se está ensayando con una red de seguridad compuesta por cámaras de largo alcance y visión nocturna, así como diferentes sensores cuya información será analizada a través de la inteligencia artificial para detectar movimiento de personas en tierra, o embarcaciones en el mar. Asimismo, se han estado probando detectores de mentiras con inteligencia artificial, sistemas automatizados de entrevistas de fronteras, integración de imágenes satelitales con imágenes tomadas por drones en tierra, en el aire y bajo el mar, así como lectores biométricos que registran el patrón de las venas en las manos de las personas para su correcta identificación. Se trata de un conjunto de proyectos para el cual la UE ha invertido más de 3.000 millones de euros en investigación en tecnologías de seguridad que harán cada vez más difícil que las personas que buscan asilo puedan llegar a un lugar seguro [13].
Por el lado de las noticias positivas para los migrantes. La Comisión Europea lanzó un programa denominado “Asociaciones para el Talento”, a través del cual se busca enfrentar la escasez de mano de obra calificada para impulsar la innovación [13]. Lamentablemente, de quienes hemos estado hablando es precisamente de los migrantes pobres y con baja calificación, víctimas de violaciones de derechos humanos por parte de Frontex, y que probablemente seguirán recibiendo el mismo trato que hasta la fecha.
Nota final
El futuro de la actuación de Frontex no mueve al optimismo. No hay indicios de que la UE esté revisando en profundidad las denuncias que recaen sobre Frontex en relación con la violación de derechos humanos de migrantes. Por el contrario, se anuncia un refuerzo de las capacidades de la agencia para impedir de manera efectiva la migración irregular, así como la práctica imposibilidad de solicitar asilo en la UE.
Una mayor sofisticación tecnológica para la detección de migrantes irregulares no impedirá que sigan intentando llegar a territorio europeo, pero seguramente las maneras de acceder sean mucho más costosas, y sobre todo mucho más peligrosas para la integridad personal y la vida de las personas, incluidas mujeres y menores de 18 años.
De manera que, lamentablemente, seguiremos viendo las consecuencias de una política centrada en la seguridad al interior de las fronteras, así como en la deshumanización de los migrantes y refugiados de África y Asia. Debido a esta situación, desde Argos abogamos por un cambio profundo en la política migratoria de la Unión Europea, y nos sumamos a la campaña promovida por la Red Abolición de Frontex, al igual que otras muchas organizaciones solidarias con migrantes y refugiados en el mundo.
Referencias
[2] https://apnews.com/article/noticias-b180ecee22689d06b 7630014694f2b78
[3] https://www.eldia.es/canarias/2021/06/17/canarias-siguelampedusa-limbo-migrantes-53671814.html
[4] https://www.dailysabah.com/politics/eu-affairs/ngoslaunch-campaign-for-abolition-of-eu-
[6] https://apnews.com/article/8ea6dbded43d36efe61ed9ec ecbcb84b