Las políticas deliberadamente impulsadas, fundamentalmente en el ámbito económico, y las prácticas neocoloniales se constituyen, entre otras, en las principales causas de la migración en el continente americano, especialmente en países como Venezuela y Colombia que han experimentado un flujo migratorio continuo y en ambos sentidos de la frontera que comparten los dos países.
En este argumento coincidieron académicos y especialistas durante el desarrollo del seminario web “Flujos Migratorios en las Américas: causas estructurales y desafíos”, un evento paralelo al 47° período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y coorganizado por ARGOS – Observatorio Internacional de Migraciones y Derechos Humanos; la Asociación Americana de Juristas (AAJ) y la Asociación Internacional de Juristas Demócratas (IADL).
Micòl Savia, representante permanente de la IADL ante la ONU-Ginebra e investigadora de ARGOS, explicó en sus palabras introductoras que las medidas de carácter neoliberal y las estrategias injerencistas condenan a la pobreza y la exclusión a millones de personas en el continente americano.
La jurista sugiere que para atender con rigor el tema de la migración se debe identificar, analizar y denunciar las causas estructurales que obligan a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares y arriesgar sus vidas en la búsqueda de nuevas oportunidades.
“Las causas estructurales de las migraciones y de los desplazamientos forzosos se descuidan con demasiada frecuencia”, enfatizó.
El conflicto armado y la migración colombiana
En el caso de Colombia, el fenómeno de la migración se relaciona intrínsecamente con el histórico conflicto armado y la implementación de planes militares de seguridad, como el denominado Plan Colombia, según el análisis de Giovanni Libreros, investigador del colombiano Centro por el Pensamiento y Diálogo Político.
A partir de la década de 1990, el escalamiento de este conflicto presionó una oleada importante de migración de ciudadanos colombianos hacia Venezuela, precisó Libreros.
Sin embargo, refirió que el flujo continuo y de “doble vía” de la migración colombo-venezolana por razones económicas, del conflicto colombiano y de los intereses geopolíticos latinoamericanos se presenta desde el año 1950.
Citando cifras de organismos estatales y agencias internacionales, Libreros afirmó que la migración colombiana se ha dirigido principalmente hacia Venezuela (33,23%), seguido por Estados Unidos (27,82%) y España (12,82).
“Venezuela continúa siendo el primer país de recepción de emigrantes colombianos […] La migración de venezolanos hacia Colombia no se compara con la migración de Colombia hacia Venezuela. Aunque las cifras actuales de venezolanos que han migrado a Colombia son altas, si miramos en términos históricos, Venezuela ha sido un país receptor de migración colombiana”, amplió.
Un fenómeno reciente
Venezuela, históricamente ha sido un país receptor de migrantes; sin embargo, el país petrolero ha experimentado en los últimos años un atípico fenómeno migratorio, principalmente hacia países como Colombia, Perú y Ecuador.
Desde Caracas, Giordana García, investigadora de la Organización No Gubernamental Sures, argumentó que la venezolana es una migración inducida por la actual crisis económica en el país, derivada de la aplicación de un esquema de medidas coercitivas unilaterales.
“No es política, por lo que está lejos de ser una crisis de refugiados”, enfatizó.
La investigadora denunció que, hasta la fecha, se han aplicado a Venezuela más de 100 medidas coercitivas unilaterales formales y otras 300 informales. Del mismo modo, denunció la confiscación de activos en el extranjero y el bloqueo de más de 7 mil millones de dólares del Estado venezolano en la banca internacional.
En febrero pasado, al concluir una visita a Venezuela, la relatora especial de la ONU sobre el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos, Alena Douhan, denunció el “efecto devastador” de estas medidas en la población venezolana.
La experta de las Naciones Unidas observó que las sanciones han exacerbado la situación económica venezolana, y su aplicación habría limitado en un 99% los ingresos del país. Entre otras consecuencias, esta situación derivó en el aumento del número de migrantes venezolanos.
La migración venezolana también es inducida a través de un discurso activador con fines políticos y objetivos económicos, según Giordana García.
En este sentido, la investigadora de Sures cuestionó las cifras de agencias internacionales –y estudios que carecen de objetividad- en torno a este fenómeno.
Biden continúa políticas de Trump
En Norteamérica, el Gobierno del presidente Joe Biden continúa con parte de las “peores políticas” de su antecesor Donald Trump, específicamente el Título 42, según la valoración de Marjorie Cohn, profesora emérita de la Thomas Jefferson School of Law.
Desde que Trump implementó el Título 42 en marzo de 2020, más de 630.000 personas han sido expulsadas de los Estados Unidos, 240.000 de ellas durante el Gobierno de Biden, precisó la académica.
La profesora estadounidense cuestionó, además, el criterio de la Casa Blanca para otorgar los Estatutos de Protección Temporales (TPS, por sus siglas en inglés).
“Venezuela fue designada para el TPS antes que Haití, cuando este este país tiene condiciones peores y esto se debe a que el Gobierno estadounidense se opone al venezolano, pero apoya al de Haití”, complementó.
En el cierre del seminario web, Taroa Zúñiga, investigadora de ARGOS en Chile, denunció la carga racista y el sesgo clasista en la política migratoria de la nación austral, que se ha evidenciado en las expulsiones recientes de migrantes venezolanos.